lunes, 25 de junio de 2007


La Otra Historia del Padre de la Patria
Por Guillermo Solís

Don Miguel Hidalgo y Costilla no fue sólo el Padre de la Patria, también fue el padre de Josefa y Micaela, y se especula que de varios más, aunque sus nombres no se conozcan oficialmente.

Por generaciones, los descendientes del prócer de la Independencia guardaron el secreto. Del "abuelo" Miguel se hablaba sólo muy en familia y a puerta cerrada. Y es que descender de un héroe nacional podría ser motivo de orgullo si no fuera por su condición sacerdotal, máxime en una sociedad tan apegada a la religión católica como lo es la guanajuatense.

Pero los tiempos cambian y si en el juicio de la historia a nadie escandaliza que un cura encabezara la lucha armada para liberar al pueblo mexicano del dominio español, tampoco es para espantar que Hidalgo no haya sido muy respetuoso de su celibato.

En 1985, al cumplirse 175 años del inicio de la Guerra de Independencia, el Gobierno de Guanajuato reconoció a los hermanos Rodrigo, Enedina, Mercedes, María, María Dolores, Germán, María Esther, Víctor y Esperanza Vázquez Mendoza como la quinta generación de descendientes directos del Padre de la Patria.

El reconocimiento fue entregado por Manuel Bartlett, entonces Secretario de Gobernación, en el pueblo de Corralejo, Municipio de Pénjamo, lugar de nacimiento de Hidalgo. Así se confirmó oficialmente lo que los historiadores habían descubierto sobre la relación amorosa que sostuvo don Miguel Hidalgo y Costilla con doña Josefa Quintana

Josefa y Miguel

María Esther Vázquez Mendoza, una de los nueve descendientes de la quinta generación del cura Hidalgo reconocidos oficialmente, cuenta que por relatos de familia sabe que el prócer de la Independencia conoció a Josefa Quintana en San Felipe, Municipio colindante con esta población.

De acuerdo a los historiadores, Hidalgo estuvo a cargo del curato de San Felipe de 1793 a 1800 y fue en esa época que amplió su biblioteca con libros de intelectuales franceses que estaban prohibidos por la iglesia y la corona española.

"Hidalgo era un hombre muy culto y le gustaba compartir sus conocimientos, por eso formaba grupos literarios y teatrales'', refiere María Esther, "en San Felipe, en uno de esos grupos teatrales conoció a doña Josefa con la que tuvo dos hijas''.

Debió ser fuerte el amor, pues cuando en 1802 el cura fue comisionado a la Parroquia de Dolores, se trajo de San Felipe a Doña Josefa y a sus hijas Micaela y Josefa. Tuvieron que haber sido muy reservados o de plano la relación debió causar escándalo en el pueblo, pues Hidalgo instaló a mujer e hijas en una casa ubicada a menos de 50 metros de donde él vivía.

De hecho esa casa ubicada en la calle que ahora lleva el nombre de Hidalgo número 6, es aún propiedad de la familia descendiente de Doña Josefa Quintana.

De las dos hijas que tuvieron, Micaela se casó con Julián de Mendoza y procrearon dos hijos a los que llamaron Ignacia y Francisco.

Doña Ignacia Mendoza Quintana tuvo un hijo al llamó Vicente y que a su vez se casó con Doña Refugio, con la que engendró dos hijos de nombres Juliana y José.

Don José murió sin descendencia, mientras que Juliana contrajo matrimonio con Víctor Vázquez y tuvieron nueve hijos que son los que oficialmente han sido reconocidos como descendientes de Hidalgo, rompiéndose el secreto que la familia se había impuesto por generaciones.

María Esther comenta que no fueron ellos, sino los historiadores, que dieron con documentos y datos que revelaban estos sucesos, los que hicieron público el parentesco.

De los nueve hijos del matrimonio de Juliana Mendoza y Víctor Vázquez ya murieron Enedina y Rodrigo, este último fue el fundador del Banco del Ejército y la Armada de México.
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