Épocas de Monarquía Mexicana
Por Guillermo Solís
México siempre ha tenido gobiernos monárquicos a lo largo de su historia. Incluso desde la época prehispánica, los máximos gobernantes eran emperadores, y en ellos se depositaba toda la ley divina que emanaba de los dioses. Posteriormente al llegar el periodo de la Conquista, estuvimos bajo el yugo de la corona española, y nos convertimos en una colonia de virreyes y señores imperiales. No fue diferente en el devenir independiente, pues Agustín de Iturbide no sólo simbolizó su gobierno con una coronación, sino también hizo actos propios de los gobiernos absolutistas europeos.
Mayo es un mes que nos debe hacer recordar esos tiempos en que la Nación era gobernada por hombres que mantenían el poder bajo su brazo, y que sólo su palabra era válida para propiciar el progreso o la decadencia de nuestra ahora amada república.
En este mes dos de las grandes monarquías que caracterizaron al México “Independiente” se dieron lugar: la encabezada por Santa Anna, quien el 16 de mayo de 1833 asume por primera vez la presidencia de México; y la de Maximiliano y Carlota, quienes el 29 de mayo de 1864 desembarcaron en Veracruz nombrados soberanos de México.
De la misma forma, el 25 de mayo de 1911 terminó una monarquía “disfrazada” que llevó las riendas del país durante casi 30 años: El Porfiriato.
Santa Anna, “Su Alteza Serenísima”
Antonio de Padua María Severiano López de Santa Anna, dominó la política mexicana durante un cuarto de siglo. A partir de 1833, fecha de su primera elección presidencial, se inició el proceso de sus ausencias interesadas, el nombramiento y destitución de presidentes y políticos, a los que manejaba a su antojo. Fue presidente y dejó de serlo en siete ocasiones. Su política llevó al levantamiento de los colonos texanos, que proclamaron su independencia.
En 1841 ya había rechazado la Constitución liberal de 1824 y se había proclamado a sí mismo presidente de México, con poderes dictatoriales. Intentó implantar la monarquía, resistió al levantamiento popular, pero finalmente fue derrocado en 1845. Regresó a México en 1846, tras haber acordado con el presidente de Estados Unidos, James Polk, que trabajaría por la paz para poner fin a la Guerra Mexicano-estadounidense (1846-1848).
Pero, por el contrario, dirigió al Ejército mexicano en su enfrentamiento contra Estados Unidos. Tras la caída de Ciudad de México en 1847, Santa Anna huyó a Jamaica, pero en 1853 fue llamado de nuevo, y una vez más, se proclamó dictador. Una severa administración provocó su derrocamiento dos años más tarde, después de lo cual se exilió en el Caribe. Finalmente, se le permitió regresar al país en 1874 y murió en Ciudad de México, el 20 de junio de 1876, viejo y sin recursos.
El Segundo Imperio
El segundo Imperio Mexicano fue creado en 1864 con Fernando Maximiliano I de Habsburgo-Lorena, como Emperador de México apoyado por los ejércitos Conservador de México y el ejército Imperial Francés.
Los conservadores mexicanos consiguieron que el emperador de Francia, Napoleón III, que quería formar un gran imperio y frenar el crecimiento de los Estados Unidos de América, se interesara en imponer como gobernante de México a un príncipe europeo. El escogido fue el archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo, quien creyó a los conservadores, que lo convencieron de que sería bien recibido, y aceptó la corona. Llegó a México en 1864, con su esposa, la princesa belga Carlota Amalia; su gobierno duraría tres años. Era un hombre culto, de ideas liberales. Esto le hizo perder la simpatía de la Iglesia católica y algunos apoyos entre los conservadores.
La mayoría de los mexicanos defendieron la soberanía de su país y respaldaron a Juárez que representaba el gobierno nacional. Presionado por los Estados Unidos de América, Napoleón III retiró de México sus tropas gracias a las cuales Maximiliano se había sostenido; para los liberales fue entonces más fácil derrotar a los invasores. El emperador se rindió y en junio de 1867 fue fusilado junto con sus generales mexicanos, Tomás Mejía y Miguel Miramón. Desde entonces, nadie ha vuelto a proponer un gobierno monárquico para México.
El Porfiriato
En la historia de México, se denomina porfiriato a los aproximadamente 30 años que gobernó el país el general Porfirio Díaz en forma intermitente desde 1876 (al término del gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada), hasta mayo de 1911 (en que renunció a la presidencia por la fuerza de la revolución encabezada por Francisco I. Madero y los hermanos Flores Magón).
El fallecimiento de Benito Juárez en 1872, significó la pérdida del único líder civil capaz de dominar al militarismo renaciente, que trabajaba furtivamente dominado por la figura de Porfirio Díaz, quien se venía haciendo notorio desde diez años atrás. Presintiendo que el presidente Lerdo de Tejada intentaría reelegirse, Díaz volvió a levantarse en armas. Formado en las Luchas por la Reforma y contra la intervención extranjera, Díaz gozaba de gran prestigio entre los militares y de renombre en los círculos políticos del país. Con el triunfo del Plan de Tuxtepec, el cual lo llevó a la Presidencia de México para gobernar el periodo que comprende de 1877 a 1911 con un breve intermedio durante el gobierno de Manuel González.
Aunque Porfirio Díaz reiteraba que ya el país se encontraba listo para la democracia, en 1910, a la edad de 80 años, presentó su candidatura para una nueva reelección. Ante estos hechos, Francisco I. Madero convocó a la rebelión, la cual surgió el 20 de noviembre de ese año.
viernes, 25 de mayo de 2007
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